Con recursos cada vez más escasos se sigue manteniendo una administración elefantiásica y la idea de un "Estado del bienestar total", como si los recursos fueran ilimitados.

Esta arraigada concepción social de una buena parte de la sociedad española está fraguada en el machaqueo de la propaganda durante décadas de rancias y utópicas ideologías, al amparo de la mediocridad de representantes políticos y sindicales y la ignorancia o timorata actitud del resto.

El resultado cabía esperarlo, se ha puesto a la nación en una situación insostenible camino del pudridero de la historia. Parece que cada 2 o 3 generaciones los españoles estamos predestinados a sufrir sobresaltos. Porque esto va a terminar muy mal. Ya lo advirtió Rousseau "... cuanto más crece el Estado más disminuye la libertad...".

Por supuesto hay que contribuir para construir una nación próspera, con futuro para las siguientes generaciones, una nación de la que sentirse satisfecho y orgulloso. Pero desde hace tiempo me siento cada vez más decepcionado e irritado por entregar cada año el equivalente a siete meses de mi trabajo para un sistema despilfarrador e insostenible. Un Estado escaso de legitimidad dirigido por incompetentes que nos están llevando a una crisis política, social y económica irreversible.

Quienes controlan las Instituciones españolas se han convertido en el principal problema. Me enfurece pagar impuestos para sostener una casta política privilegiada y corrupta, una monstruosa administración, empresas fracasadas, sindicatos que no representan a nadie y obstaculizan el progreso, fundaciones y demás garitos corruptos.

Cualquier estudiante de economía sabe que si un servicio es gratis la demanda tiende a infinito y se convierte en insostenible. Pues bien los políticos, llamados a hacer pedagogía social, no se atreven ni siquiera a insinuarlo por miedo a la respuesta social adulterada por ellos mismos durante décadas.

No entiendo por qué tengo que sufragar con mis impuestos la carrera a quien le apetezca estudiar aunque tenga 70 años y 100 veces más recursos que yo; no le impido que estudie pero que sea a su costa.

Entiendo que los servicios esenciales estén asegurados por el Estado pero me expliquen por qué tienen que ser funcionarios los maestros, los sanitarios, los gestores de servicios, etc.; valga como muestra los malos resultados, o tener que pagar sanidad pública y privada para disfrutar de un servicio decente.

La propaganda nos hace creer que los servicios públicos son mejores. ¡No es cierto!. Los servicios públicos son monopolios sin competencia, serían mejores si fueran prestados también por organizaciones privadas en competencia con las públicas. Más allá de la seguridad exterior e interior (militares, policía y jueces) no hay justificación plausible para mantener cuerpos de funcionarios. Solo hay que acercarse a los países nórdicos europeos para comprobarlo, siendo sociedades mucho avanzadas socialmente.

No estoy hablando de suprimir prestaciones básicas sino de gestionar bien los recursos escasos que los contribuyentes ponemos a disposición de los administradores públicos y poner freno al gasto improductivo y a la incompetencia. Todos recordamos a aquella ministra del gobierno de turno que dijo “el dinero público no es de nadie". Así vamos.

Esta alocada e incomprensible situación nos está llevando a un endeudamiento insostenible. La deuda pública española ya supera con creces el billón de Euros, equivalente a una vez y media el producto interior bruto (PIB), es decir todo lo que producimos en un año y medio, y sigue aumentando un 10% cada año; solo en el año 2013 el Estado ingresó 72.500 millones menos de lo que gastó (más de dos veces y media todas las prestaciones por desempleo del país). Me pregunto hasta donde se puede mantener esta situación sin entrar en default por incapacidad de pago.

Para sufragar este despilfarro estamos agobiados por los impuestos. El impuesto de sociedades es de los más altos de Europa lo que está impidiendo el desarrollo y obligando al cierre o deslocalización de empresas y por tanto menos riqueza y más paro. El impuesto por rendimiento del trabajo personal (IRPF) de los trabajadores es también de los más altos de Europa. Además pagamos un sin fin de impuestos y tasas. El Estado lo sustrae de nuestros bolsillos para atender servicios carísimos, planes innecesarios o improductivos, subvenciones inexplicables e instituciones inútiles.

Habrá quien diga que en presión fiscal en España está por debajo de la media europea (recaudación en relación al PIB). Efectivamente el resto de Europa extrae un alto nivel de rentas de los ciudadanos en términos de % del PIB; sin embargo, la incidencia de los impuestos en los españoles no es tanto la presión fiscal (recaudación en relación al PIB) como el esfuerzo fiscal (pago efectivo de impuestos sobre la renta de las personas físicas o los beneficios empresariales). Es en el esfuerzo fiscal donde España se coloca a la cabeza de Europa superando la media en un 20%. Con un paro superior al 25% y miles de empresas quebradas es muy estrecha la base de contribuyentes que cargan con el grueso de la recaudación. De hecho cada vez es más pequeño el número de contribuyentes (empresas y trabajadores) y es mayor el nivel de imposición que soportan para financiar un gasto público que no solo no ha disminuido durante la crisis, sino que sigue aumentando junto a los impuestos.

Como los españoles sigamos adormecidos rehuyendo la realidad o reaccionemos visceralmente acabaremos destruyéndonos como nación, en esto somos un paradigma histórico. Lamentablemente los medios de comunicación no ayudan, hay voceros que prefieren vivir de la subvención (políticos, periodistas, economistas, mundo de la farándula, etc.) y dificultan la solución. Mientras tanto The Economist afirma que España se encuentra al borde del estallido de revueltas sociales y protestas masivas a la misma altura que Ucrania, Marruecos, Pakistán y Haití. Así estamos.

Los derroteros que ha tomado mi país superan todo lo imaginable. Siento una profunda pena y frustración viendo como se hunde. Y lo peor es que esto es posible porque vivo en una "nación", en parte adormecida, en parte mediocre, que lo permite ¿O acaso hay otra explicación?. Porque menudos inútiles elegimos.

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